Cuando pensamos en familia, me atrevería a decir que aún se nos viene a la mente la estructura convencional de padre – madre – hijos e hijas, así, en ese orden, aunque también me atrevería a decir que eso, por suerte, está cambiando. Hoy estamos rompiendo un montón de estructuras, mandatos y estereotipos (y eso me encanta) y estamos entendiendo cuál es el verdadero significado de una familia, mucho más allá de la convencionalidad.
La realidad, hoy, es que tenemos distintos tipos de familias: convencionales, de padres y madres separados, de madres y padres que asumen el rol solos; familias más grandes, constituidas también con la presencia de los abuelos, otras con las tías o tíos; algunas homoparentales, otras sin hijos, otras sin matrimonio, otras con divorcio, pero al final del camino, lo que las convierte en familias, es el amor que existe entre sus miembros, mucho más allá de los lazos biológicos que, al final del camino y siento honestos, no son requisito ni para familias bien cimentadas, ni saludables, ni amorosas.
Conocí esta familia hace muchos años mientras estaba viviendo en Nicaragua. En cada salida con Vicky aparecía un hermano o hermana adicional, ya sea en vivo o dentro de nuestras conversaciones. Al principio me costó entender que realmente existían entre ellos vínculos de hermanos/as, más allá de ser “el hijo de” o “la hermana de”, pero es real: decidieron tener una familia enorme, más allá de los vínculos biológicos, y lo lograron.
Hoy, Vicky tiene 7 hermanos de distintas edades, personalidades, aficiones, objetivos. Algunos con bebés, otros con niños más grandes, otros ni pensando en la maternidad o paternidad; unos en Nicaragua, otros por otros lados, unos asentados en la vida y otros descubriéndola cada vez más. Ahí están, junto a ella y a toda la “tropa” comandada por Miguel, su papá, Bertha, la esposa de él y María Denia, su mamá, tres personas maravillosas que han logrado inculcar, en sus hijos, el amor de hermanos y la diversidad de las familias, porque como la misma Vicky dice: su familia no es convencional, pero es muy funcional, ¡porque funciona perfectamente bien!
¡Gracias, Vicky, por compartir esta historia!
¡Conoce más de todo lo que hablamos en el episodio!
- La gente cercana la llama Vicky, tiene 34 años, vive en Managua – Nicaragua.
- Trabaja en una ONG en temas de educación.
- Ama la naturaleza, el rol que más le gusta es ser tía y le encanta vivir en el trópico.
- Vicky y yo nos conocimos trabajando juntas en TECHO, en donde también conocí a Ana Lucía (su historia en este link).
- “Lo esencial es invisible a los ojos”: esta es una conocida frase de “El Principito”, de autoría de Antoine de Saint-Exupéry. Esta frase es la que el papá de Vicky repite, pues algunos miembros de esta gran familia viven fuera de Nicaragua. Según información encontrada en la web, este texto es de dominio público, lo puedes leer aquí.
- En el episodio, hay un momento en el que Vicky y yo recitamos un fragmento de un poema juntas, ¿sabes cuál es? Es uno de Mario Benedetti que se llama “Te quiero”, puedes leerlo completo aquí
- Si quieres contactarte con Vicky, puedes seguirla en su cuenta de IG a @vicky.gomezs o enviarle un mensaje a través las redes de Qué tal de amores.
¡Nos leemos la próxima semana!
Con un abrazo,
nicole