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El 2020 fue un año muy particular para el mundo. Un año que nos cambió el panorama, los planes, las ideas, los conceptos. Un año que nos acercó a la muerte, al miedo, a la reflexión, y un año que nos golpeó con muchas pérdidas humanas que son irreparables, pero también inevitables. Este fue un año de los más difíciles para la humanidad y un año que quedará grabado en la historia y en nuestra retina y corazón.

Desde que empezó la pandemia, y mucho más con el shock del inicio, escuché constantemente (de mí y del resto de personas) deseos de cambio. Frases como “ojalá seamos mejores personas”, “ojalá valoremos realmente lo que importa”, “ojalá aprendamos”, como si todo esto fuera un castigo del cielo. Y no sé, probablemente lo fue. 

¿Somos mejores? No sé. ¿Valoramos lo que realmente importa? No sé. ¿Aprendimos algo? No sé. Y no sé porque creo que ese es un proceso individual, personal y único, y es una evaluación que cada persona deberá hacerla en base a sus prioridades, sus realidades, sus mochilas y su mundo. 

Lo que sí sé es que durante este tiempo tan difícil, el amor encontró formas de hacerse ver, de hacerse notar. En realidad, siempre estuvo ahí, presente, en la sola posibilidad de la libertad, del camino sin trabas, del abrazo, del beso, de la cercanía y ahora, con estas imposibilidades, nos permitió conocer otras facetas que no habíamos podido ver antes. 

Y de eso es de lo que les hablo en este episodio, porque más allá de la tristeza profunda o la felicidad ciega, quiero compartir con ustedes esos momentos que creo que nos llegaron a conmover y que nos remitirán a este convulsionado año que nos puso de frente con la fe, la resiliencia, la esperanza, la paciencia, la solidaridad, la familia, la salud, las desigualdades y, por supuesto, el amor. 

Gracias por haberme acompañado durante estos primeros 19 episodios que me han puesto de frente con muchas sensaciones, sentimientos, miedos, carencias, habilidades y debilidades que espero seguir viviendo y sintiendo durante muchos episodios más.

Este video lo grabé en el aeropuerto de Quito, en mi regreso a Buenos Aires en el momento más álgido de la pandemia. Algo similar a esto pasó en el mundo, porque miles de personas nos quedamos varadas fuera de nuestro lugar de residencia o país. Ningún viaje que haga en adelante será igual de emotivo que este.

¡Conoce más de lo que hablamos en este episodio!

¡Nos escuchamos en el 2021!

Un abrazo, 

nicole

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