Hasta que tuve esta conversación con Ale, pensé que el mundo de los sonidos era algo nuevo para mi, tomando en cuenta que este podcast tiene un poco más de tres meses. Sonido, para mi, antes de este episodio, podría haber sido primordialmente música y podcast. Quizá si me sentaba a hacer un ensayo o a un proceso de introspección o reflexión más profundo, hubiera descubierto algo más, pero nunca habría sido con la cadencia con la que en esta entrevista pude reconocer el sonido desde tantos y tantos lugares.
Las emociones y sensaciones de las melodías, las vibraciones corporales al escuchar, el sentimiento y la técnica para componer, la universalidad de la música, el timbre único de voces que no están en la mente, sino en el alma; las letras de canciones, de poemas o el ritmo con el que, al leer un cuento para mis sobrinas, les transmito el misterio, la felicidad, el amor. La individualidad y el descubrimiento de nuestra propia voz, con toda la carga que tiene y todo lo que significa escucharnos, expresarnos y, desde ahí, reconocernos. Entender, además, que nuestra voz, que literalmente parte del sonido, va mucho más allá: que es un rasgo importantísimo de nuestra individualidad, que es nuestra otra “huella digital” y que nos permite trascender a otros espacios: tiene que ver con la opinión, con lo que quieres, con lo que expresas, con lo que promueves, con lo que transmites, con lo que defiendes, con lo que eres; con la forma de expresar todo lo que tienes dentro y de presentarte ante el mundo.
Ale es un sonador, como se describe en su perfil de IG. Desde la música con su banda, Efecto Dominó, hasta el trabajo con grupos vulnerables, su vida está atravesada por el sonido, la música y la expresión, desde todas las formas posibles. Y desde estas formas y los muchos espacios a los que se va sumando nos abre, posiblemente sin saberlo, la posibilidad de nuevos mundos, ideas, impulsos y sueños que se cumplen en ritmos, tiempos, compases, timbres y medios diferentes.
Que este episodio te ayude descubrir, escuchar y expresar tu propia voz; que puedas re-conocerte mejor y puedas ser un puente para que otras personas también puedan hacerlo.
¡Conoce más de todo lo que hablamos en este episodio!
- Alejo tiene 25 años, es Licenciado en Comunicación y especialista en sonido y producción de podcast. Es profesor en la Universidad Austral (Buenos Aires – Argentina), en la que nos conocimos en 2019, cursando la Maestría en Gestión de Contenidos (él no se acuerda, pero en mi primera clase me tocó hacer un trabajo en clase con él, jaja).
- Trabaja, además, en la ONG Amplitud, que a través de talleres de radio, impulsa a personas en situación de vulnerabilidad a encontrar su propia voz y expresarla. Conoce más en: www.amplitudsolidaria.com.ar
- ¡Efecto Dominó es mi banda favorita! En serio. Escuchen sus canciones en Spotify y síganlos en Instagram como @efecto.domino. La canción de la que hablamos en el episodio es Mi ADN, puedes ver el video de Youtube AQUÍ.
- ¿Quieres escuchar el podcast de Ale junto con su equipo? Encuentra los episodios Vocal podcast y visita www.vocalsonido.com.ar para más información.
Las recomendaciones de Ale de su puño y letra:
- Libro: En busca de aquel sonido, Ennio Morricone. El emblemático compositor italiano de música para cine repasa su carrera y reflexiona sobre la importancia del sonido y la música en su vida.
- Película: Blow Out, de Brian de Palma. Un sonidista de cine frustrado accidentalmente graba con su micrófono un asesinato. Una película imperdible en la que el sonido es la clave para interpretar el mundo.
- Podcast: La canción sin fin. Uno de mis últimos descubrimientos de la cuarentena. Un podcast que renueva el formato para analizar los primeros tres álbumes solistas de Charly García. El mejor podcast del 2020.
- Canción: Mi rock perdido, de Los Rodríguez. Dentro del subgénero de canciones que hablan sobre hacer canciones, una de mis preferidas. Un Calamaro completamente autoconsciente del lugar que ocupa la música en la vida de los oyentes. Y del camino que un compositor tiene que recorrer para encontrar ese “rock perdido”. Quien toda la vida se dedicó a hacer canciones, cierra el tema con dos estrofas contradictorias, directas que atacan como una flecha contra el oficio cancionero:
“No me gustan las canciones porque mienten
Porque todo se resuelve en tres minutos
Son soldados de un ejército invisible
Partes rotas de un espejo nunca roto.
Te dedico mis canciones porque sientes
Que la vida no está hecha de canciones
Está hecha de pedazos de tormenta
Está hecha de malditas sensaciones”.
¡Hasta la próxima semana!
nicole